Sin duda alguna vez has experimentado relaciones de pareja en las que te has sentido preciosa, bella, una Diosa…
En cada cita con tu persona especial te has sentido radiante, nerviosa de ilusión, entusiamada, feliz…Y has acudido feliz, muy segura de tí, a su encuentro, sintiéndote la más bella de las mortales para él.
El tiempo a su lado pasa muy rápido, sonríes sin saber ni porqué, y es que la felicidad te embarga , esa hermosa sensación de paz, de alegría, de sentirte plena, la magia de la simpleza de los pequeños momentos…
Enhorabuena! Esta relación es de emponderamiento, una bella conexión álmica entre los dos que os eleva y que os conecta a la belleza de vuestro ser, a vuestra esencia, a compartir la hermosura de los pequeños momentos, porque os habéis descubierto desde los ojos del corazón y el Amor envuelve cada gesto, cada palabra, cada pensamiento, cada sensación…
Sin embargo también habrás experimentado relaciones donde has acudido a cada cita sintiéndote fatal de apariencia física, cada vez que has compartido tiempo con esta persona no te has sentido radiante, tampoco te ha transmitido por su parte durante vuestros encuentros el hacerte sentir especial.